09.09.2020

Múltiples visiones de paz: ¿Qué es lo que realmente esperan los colombianos y las colombianas?

El 21 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Paz. A propósito, un proyecto titulado “Paz Glocal en Colombia” ha estado reuniendo las visiones de paz expresadas por miles de ciudadanos y ciudadanas de todo el país. Hablamos con representantes de dos de las tres organizaciones que apoyan el proyecto sobre las esperanzas y expectativas de los colombianos y las colombianas.

En el 2016, oficialmente, Colombia puso fin a 50 años de conflicto civil con la firma del Acuerdo de Paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno colombiano.  No obstante, la implementación del Acuerdo ha sido un desafío. Titulares como "El proceso de paz colombiano está bajo coacción" pero es "demasiado valioso para ser abandonado" indican que la paz es actualmente real, aunque precaria. Sin embargo, esta no es la percepción de muchas personas del común que siguen experimentando la violencia y el conflicto.

El proyecto Paz Glocal en Colombia ha estado reuniendo las visiones de paz expresadas por miles de ciudadanos de todo el país. Hablamos con representantes de dos de las tres organizaciones que apoyan el proyecto sobre las esperanzas y expectativas de los colombianos y las colombianas.

 

¿Por qué iniciaron este proyecto en primer lugar? ¿En qué sentido su investigación es diferente de las encuestas anteriores en Colombia?

Kristina Birke: Actualmente toda la discusión se ha centrado en si la paz es un tema que polariza a Colombia. Sin embargo, nosotros teníamos más interés en identificar puntos de encuentro. Por lo tanto, decidimos profundizar en las percepciones de la paz: ¿Qué significa la paz para los colombianos y las colombianas de diferentes edades, géneros y orígenes socioeconómicos? ¿Podría ser algo más que la ausencia de conflicto armado con las FARC? Teníamos curiosidad por saber si sería posible estudiar la paz en la Colombia del posacuerdo, la cual, definitivamente, no es un escenario de pos-conflicto.

Sabine Kurtenbach: Bajo una perspectiva comparada, el Acuerdo de Paz colombiano es el más completo jamás visto. Sin embargo, tres años después de la firma, es evidente que Colombia ha sido lenta en implementar aquellas partes del Acuerdo que van más allá del cese al fuego y la desmovilización. Incluso si - como señalan el Instituto Kroc y las Naciones Unidas - se han logrado algunos progresos formales, las partes transformadoras, como la pequeña reforma agraria o la erradicación voluntaria de los cultivos ilícitos, están rezagadas.

El problema es que se deben iniciar cambios fundamentales durante los primeros meses de un Acuerdo cuando éste tiene impulso y antes de que la resistencia tenga tiempo de reorganizarse. En Colombia, ese impulso se perdió con el referéndum de 2016 (cuando ganó, por escaso margen, el voto para rechazar el Acuerdo de Paz, que luego fue revisado y aprobado por el Congreso más tarde ese año) y aún más después de las elecciones generales de 2018.

 

¿Cuál fue la mayor sorpresa cuando evaluó los cuestionarios? ¿Qué aprendieron sobre las interpretaciones de la paz y sus complejas condiciones que no conocían antes?

SK: Nuestra mayor sorpresa fue las modestas expectativas  de la gente frente a la paz. Más del 40% respondió que, para ellos y ellas, la paz era respeto, justicia y tranquilidad. Otras posibilidades, como la seguridad o el cambio sólo fueron mencionadas por una minoría. La segunda sorpresa fue que, a pesar de los altos niveles de polarización en Colombia, más allá del género, la edad o la región, vimos altos niveles de consenso sobre la importancia de estos temas. ¿Cuál es nuestro aprendizaje al respecto? Mi presentimiento es que la gente quiere un entorno que les permita llevar a cabo sus planes y, tal vez, incluso sus sueños, sin la interferencia de la violencia o la guerra. Porque cuando preguntamos sobre lo opuesto a la paz la respuesta fue muy clara: Más del 50% mencionó la guerra, y más del 20% la violencia. ¡Tiene que haber un fin a la violencia contra los defensores y las defensoras de los derechos humanos y los líderes y lideresas sociales!

KB: Después de las movilizaciones sociales de 2019, yo iría más lejos y diría que la gente está consciente de las barreras estructurales y sociales existentes que les impiden vivir una vida que consideran pacífica y, sin embargo, no tienen la esperanza de que nadie las resuelva en un futuro próximo.

 

Sin igualdad de género no hay paz. Esta es una de las premisas clave para el éxito de la transformación de conflictos.  ¿Hasta qué punto se refleja esto en los resultados de sus estudios? 

KB: El Acuerdo de Paz en Colombia es el primero con una perspectiva de género explícita. Cada capítulo incluye una lista de recomendaciones que apuntan a la transformación de la sociedad. Las ONG y las organizaciones de mujeres lo supervisan, pero algunas han comenzado a cuestionar la viabilidad de esto. Las percepciones de algunas organizaciones feministas sobre la justicia de género van más allá de lo que ofrece el Acuerdo de Paz. El proceso de implementación carece del nivel de representación política de las mujeres recomendado por la ONU. Como se dijo anteriormente, encontramos que las percepciones de la gente sobre la paz no difieren. Sin embargo, durante las entrevistas cualitativas quedó claro que, para lograr la paz, las mujeres y las personas LGBTQ+ tienen que superar desigualdades estructurales muy diferentes. Las dimensiones de clase, raza y género se entrecruzan y juegan un papel importante en las barreras hacia una vida pacífica.

 

¿Cómo puede lo hallado ayudar al gobierno colombiano y a los actores de la sociedad civil a apoyar eficazmente los diversos procesos de paz en Colombia? ¿Están la comunidad internacional y Alemania avanzando en la dirección correcta?  

KB: El proceso se encuentra en una encrucijada. Nuestros hallazgos muestran que la mayoría de colombianos y colombianas quieren la paz, pero al mismo tiempo su implementación se ha ralentizado y la violencia ha aumentado. Después de este estudio debería haber menos preocupación por si la sociedad colombiana está demasiado polarizada o sesgada en contra de la paz, y más por cómo los actores nacionales e internacionales pueden respaldar más decididamente el proceso, considerándolo como una hoja de ruta para las décadas venideras.

SK: Todos los actores, locales, nacionales e internacionales, necesitan una perspectiva de paz para sus políticas, mucho más allá de los tres o cinco años habituales. Los firmantes del Acuerdo colombiano tenían una perspectiva más realista, hablando de 12 años para la implementación. Pero incluso bajo esa perspectiva a medio plazo, la cuestión crucial es el compromiso de todos  o al menos de la mayoría de los actores. El gobierno actual no se retirará formalmente del Acuerdo, pero tampoco se comprometerá sustancialmente. Un número significativo de antiguos combatientes de las FARC no se ha desmovilizado o se ha vuelto a removilizar. Es esencial que aquellos actores que apoyan el Acuerdo no sean marginados o amenazados por los oponentes de ambas partes.

 

 

Sobre las entrevistadas:

El proyecto de Paz Glocal está apoyado por el Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), la Corporación Alemana para la Cooperación Internacional (Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit or GIZ) y la FES.

Sabine Kurtenbach Politóloga con un enfoque en estudios de construcción de paz y conflicto. Es directora interina del GIGA Institute of Latin American Studies en Hamburgo, Alemania y profesora honoraria de la Philipps Universität Marburg. Su investigación se centra en sociedades de posguerra con énfasis en reformas institucionales, distintas manifestaciones de violencia, y jóvenes. Publicación reciente "The limits of peace in Latin America" en la revista Peacebuilding

Kristina Birke Jefa del Proyecto de Seguridad Regional para América Latina, FES Colombia. Magíster en Teoría Económica en Relaciones Internacionales de la Universidad de Aberystwyth. Directora Friedrich-Ebert-Stiftung en Colombia (FESCOL), desde 2018. Fue representante de Friedrich Ebert Stiftung (FES) en Marruecos, Rabat, 2012-2016, y encargada de América Central y de la coordinación sindical en América Latina, FES, Berlín, 2011-2016.


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