Conferencia inaugural “De la paz negociada a la seguridad humana”

La conferencia giró alrededor de cómo las diferentes concepciones de lo que es guerra, pueden afectar las concepciones (y por ende los resultados) de lo que es la paz. Apoyándose en sus conceptos de viejas y nuevas guerras, la profesora Kaldor explicó que el conflicto colombiano bien podría ser visto desde la perspectiva de una guerra “nueva”. Ésta, a diferencia de la “vieja”, que se caracteriza por ser un enfrentamiento entre opuestos ideológicos que debe dejar un ganador, se parece más a una condición social que permite a diferentes grupos de intereses sacar beneficios personales de un permanente estado de violencia. Por consiguiente, desde su perspectiva, es imposible ganar una guerra “nueva” usando “viejas” estrategias militares. Es aquí donde aparece el concepto de paz híbrida, el cual hace referencia a un estado en el que se termina el conflicto abierto de alta intensidad, pero la violencia se transforma y perpetúa. No mueren tantos como antes, pero no se vive en paz. Tanto las “nuevas” guerras como la paz híbrida son fenómenos que se han disparado desde la caída de la Unión Soviética y que convenientemente sirven para suprimir las demandas por mayor democracia en espacios en los que ésta no existe. Es ese el caso de los conflictos en Yugoslavia en los 90s o más recientemente en Ucrania.

Pasando a un tono más propositivo y cercano a la situación en Colombia, la profesora Kaldor dejó muy claro que existen alternativas a estar en un perpetuo estado de violencia. No obstante, para ello, se requiere pensar en cómo reversar conflictos que se convierten en condiciones sociales, más que en cómo derrotar a un oponente. Las guerras contemporáneas necesitan, por lo tanto, que se reevalúe cómo se usa la fuerza. Esto, en cuanto a que el objetivo ya no es ganarle a un contrincante, sino proteger al civil; a aquel que no gana con que se mantenga el estado de guerra. Para esto, la profesora Kaldor propone una concepción mucho más amplia de seguridad. Ésta debe incluir temas materiales, psicológicos y culturales, y debe estar unida a una economía que ofrezca oportunidades de vida digna desde la legalidad.