V Congreso RedIntercol Desayuno-Conversatorio con Mary Kaldor y Ole Waever
La Dra. Kaldor advierte el peligro de tener una idea equivocada de la paz, como resultado de tener una idea equivocada de la guerra. Al ya no ser ésta última un enfrentamiento a muerte entre ideales contrarios, sino un condición social de la que se benefician diferentes grupos de intereses, llegar a la paz implica mucho más que vencer a un enemigo. Así las cosas, es necesario formar una visión mucho más integral de lo que es el conflicto, así como de quién gana alimentándolo, para poder proponer posibles formas de tramitarlo más allá del uso de la violencia. Esto incluye restablecer la gobernanza en amplios espacios en los que el estado está ausente y, como parte de esto, crear y proteger en los territorios una economía legítima que ofrezca perspectivas legales de vida.
Posteriormente, el Dr. Waever habló de una situación básicamente inherente a todos los procesos de paz y es que estos pueden terminar enfocándose más en el proceso, que en la paz. Es ese el peligro de reducirse a formalismos y actos simbólicos, y que se termine dando una paz limitada a la reducción de la violencia física organizada, pero sin cambios de fondo a las condiciones que llevaron al conflicto en primer lugar. Para que esto no se dé, él le da una gran importancia a superar la securitización de la agenda pública, que limita severamente el debate democrático; prerrequisito para cualquier cambio de fondo. Siguiendo ese argumento, él propone mecanismos más participativos e integrales de formulación de política de seguridad, para que así diferentes los actores del conflicto puedan desarrollar formas de cooperación que permitan que todas las partes puedan identificarse con las instituciones del postconflicto, como lo son el sistema judicial o la policía, por ejemplo.
Los demás participantes ofrecieron diferentes visiones sobre la seguridad en el postconflicto. Por un lado, se reafirmó al papel facilitador y el compromiso indeclinable de amplios componentes de las FF.AA. ante la paz. Por otro lado, se planteó la necesidad de ser más proactivos y propositivos desde las organizaciones y países acompañantes del proceso, para que las iniciativas de implementación de los acuerdos sean integrales e incluyan componentes económicos, políticos, sociales y culturales. Además, se habló de la importancia de replantear la doctrina vigente de seguridad hacia un enfoque más humano y garantista. Esto implica aceptar que la guerra se acabó y que es hora de que el estado garantice la seguridad de todos sus ciudadanos y ciudadanas, independientemente de su orientación política. Más allá de la violencia física, es también necesario superar otras formas de violencia. Para lograr muchos de estos propósitos, es de gran importancia saber reconocer los errores para poder enmendarlos. Frente a esto, casi todos los participantes estuvieron de acuerdo en la dificultad que ha tenido el Estado colombiano para articular su institucionalidad y poder hacer una oferta integral de bienes públicos a sus ciudadanos, especialmente en las regiones más afectadas por el conflicto. Para finalizar, se planteó la necesidad de pasar a un enfoque más micro y territorial de la seguridad, y de recabar mayor información para poder proponer medidas más efectivas de seguridad y reactivar la integralidad del Estado. Esto puede tener un impacto positivo sobre la efectividad y por lo tanto la legitimidad del Estado. Al final del día, y como lo dijo el profesor Waever, la mejor forma de seguridad es resultado de que los ciudadanos reconozcan el orden social y el ordenamiento jurídico vigente como legítimo.
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